Arcades
El término arcade es un «contenedor» que engloba todo tipo de juegos destinados a proporcionar un tiempo de diversión mientras pone a prueba su habilidad en juegos de muy distintos tipos. Los primeros juegos arcade normalmente funcionaban mediante un tiempo establecido en el precio de la jugada, y en la mayoría de los casos si se alcanzaba cierta puntuación se premiaba al jugador con un tiempo extra de juego y/o con una partida gratis
Realmente si pasamos por alto que el pinball nunca fue un juego que funcionaba con un tiempo establecido (salvo muy contados casos) podríamos decir que también es una categoría de juego arcade ya que cumple con los requisitos: es un juego de habilidad, se juega contra una máquina, y si se obtiene una puntuación o se alcanza un objetivo difícil se premia al jugador con bolas extra o partidas. Lo que pasa es que al ser un juego con unas características tan definidas en todos sus modelos y existir cientos de tableros diferentes e infinitas formas de colocar los elementos que lo conforman, pasó a ser un género por sí mismo independiente del arcade, aunque siempre convivirían juntos.
Como veremos adelante, el tipo de máquina arcade del que más variedad encontramos es el videojuego, y dentro del mismo tenemos una enorme variedad de géneros desde los matamarcianos, que en los primeros años del videojuego eran mayoría absoluta hasta los juegos de lucha uno contra uno, que a día de hoy siguen tan vigentes como lo fueron en su momento de máximo esplendor a mediados de los años 90.
Al hilo de esto y centrándonos en España, cabe recordar aquellos primeros años 80 en los que «los billares» se empezaban a llenar de máquinas de «marcianitos». Lo de «los billares» venía porque en los locales, antes de la llegada masiva de las máquinas de videojuego lo que predominaba eran las mesas de billar junto a futbolines, mesas de ping-pong, algún juego mecánico sencillo como el «monza» (ese circuito donde debías dirigir una moneda hasta el final sin que se saliera por los bordes) y unos cuantos pinballs. Y lo de las máquinas de «marcianitos» venía porque la gran mayoría de los primeros videojuegos consistían en defender la tierra de las naves que venían de otros planetas. En homenaje a aquellos tiempos la primera gran web española dedicada a recordar y homenajear estos juegos se llamaba «marcianitos.net». Prueba de todo esto es también una canción del grupo «Los colegas» titulada «marcianitis total», grabada en 1981 y que trata acerca de un sujeto que entra a un bar a jugar a una máquina de marcianitos.
Hay constancia de la existencia de máquinas arcade incluso anteriores al siglo XX pero no fue hasta mitad de dicho siglo que empezaron a hacerse populares y fabricarse en mayores cantidades.
Tengamos en cuenta que hablamos de máquinas electrómecánicas, que los materiales de los que están hechas son principalmente madera, hierro, y un cristal serigrafiado, y las piezas móviles que aparecen en el área de juego (por no poder decir «en pantalla») serían de hojalata o de hierro pintados a mano. Tengamos también en cuenta que los procesos industriales eran fábricas de trabajadores que pintaban las piezas y las montaban a mano en los primeros años y que las máquinas resultantes eran caras y pesadas, y también requerían un mantenimiento constante debido al desgaste de las piezas móviles. Además, casi todos los juegos arcade electromecánicos eran, aparte de los pinballs, máquinas de tiro, juegos de conducción, de manejo de avión o helicóptero, máquinas de demostración de fuerza, y algunos juegos de habilidad consistentes en llevar una bola metálica por un tablero.
Finalmente llegó el vídeo al arcade y las máquinas dejaron de ser grandes y pesados aparatos llenos de mecanismos y engranajes que requerían un mantenimiento regular y cuya fabricación era lenta y costosa. Estas ventajas, además de la posibilidad de representar en una pantalla de video una cantidad ilimitada de nuevas aventuras llevaron al videojuego a una posición indudablemente ventajosa que relegó al juego de habilidad puramente mecánico a una posición que a día de hoy subsiste gracias a los llamados juegos «redemption» que premian la habilidad del jugador en este tipo de juegos físicos con tickets canjeables por una variedad de premios a elegir desde juguetes de todo a un euro hasta peluches gigantescos.
Con la llegada de los primeros ordenadores domésticos y consolas de 8 y 16 bits los videojuegos arcade llegarían al gran público que podría disfrutar en casa de sensaciones similares a las que les transmitían los juegos de las salas recreativas, salvando las diferencias. Las propias compañías como Sega o Taito, por mencionar solo un par de ellas publicarían las versiones domésticas de sus juegos de recreativa y otros cuantos de nueva factura, además de un buen puñado de compañías de programación que se lanzarían a crear sus propios juegos.
Pero a mediados de la década de los 90 en adelante, con la popularización de los PC, la llegada de internet, y las consolas de 32 bit en adelante se abrió la puerta a otro tipo de juegos que no se corresponderían con lo que se entiende por arcades. Grandes simuladores de aviación, o de conducción de todo tipo de vehículos, aventuras gráficas y juegos de estrategia donde el jugador debe guardar su partida debido a su larga duración, y juegos de acción en red en primera persona
sorprendían al público gracias a las capacidades de las nuevas tecnologías. Juegos que no tendrían cabida en un salón recreativo donde el jugador echa una moneda, hace su partida, y cuando se va pierde todo lo conseguido y debe empezar desde cero.
Aún así a pesar de todo siempre ha existido y existirá un importante porcentaje de jugadores que prefiere juegos de rápido aprendizaje y acción directa, y para ellos, aunque en menor medida se siguen lanzando juegos arcade a día de hoy con ese estilo que caracterizaba a las máquinas de videojuego que triunfaban en los años 80 y 90.