Simuladores

Hablar de simuladores dentro del mundo de las máquinas recreativas sin centrarse en un determinado tipo de ellos podría dar entrada a todos aquellos que hacen sentir al jugador que está viviendo en primera persona el desarrollo del juego. Eso incluiría juegos como Sea Wolf (Midway) o Night Driver (Atari), ambos de 1976, que a pesar de su simpleza gráfica planteaban una acción en primera persona con unos controles tan propios para la situación que verdaderamente se considerarían simuladores, y eso que estamos hablando de unos de los primeros videojuegos de la historia. Incluso en tiempos de arcades electromecánicas podríamos hablar de simuladores. Por lo tanto en este apartado nos centraremos en aquellas máquinas que aporten algo más, que tengan una o varias características que las hagan sobresalir del resto de simuladores.

Fue durante el ecuador de los años 80 cuando llegó la verdadera revolución a los simuladores con las grandes máquinas que incorporaban movimiento. Con las versiones DeLuxe de juegos como Out Run (1986) y After Burner II (1987) Sega inició un camino que pocos podían permitirse seguir. Por parte de la propia Sega también destacaríamos las cabinas con movimiento de Power Drift y sobre todo Galaxy Force version II, una máquina espectacular y enorme de las que a día de hoy apenas queda constancia de la existencia de unas pocas unidades. Similar es el caso de R-360, una versión del juego G-Loc que giraba 360º sobre dos ejes siendo capaz de poner al jugador boca abajo, bien sujeto por varios arneses. Esta máquina requería de un asistente del local para asegurar la correcta sujeción del jugador.

Por su parte otras compañías como Konami o Namco también harían su aparición en el mundo de las cabinas con movimiento. Wec Le Mans 24 tuvo una versión muy interesante de forma circular con un movimiento muy rápido sobre su propio eje situado en el centro del conjunto, aunque esta máquina lamentablemente no tuvo mucho éxito y apenas es recordada. Por su parte juegos como Four Trax de Namco o Cisco Heat de Jaleco, muy inferiores gráficamente a los juegos de Sega pasaron con más pena que gloria. Volviendo a Sega, no podíamos dejarnos en el tintero los helicópteros móviles de Thunder Blade y Air Rescue, que aunque eran buenos juegos tenían un problema con el control ya que era el jugador el que al mismo tiempo movía el asiento sobre le que se sentaba al tiempo que controlaba el juego con esa misma palanca.
Similar situación se producía con algunos juegos de motos, sobre todo con las enormes motos de Hang-on DX y Limited Edition Hang-on. Esta última era una versión del Super Hang-on con las curvas de los circuitos suavizadas para que el pesado manejo de la moto no hiciera que la meta fuera inalcanzable. Lo normal en estos juegos de motos y otros cuyas motos eran más pequeñas era ponerse de pie sobre la plataforma a la hora de tomar las curvas cerradas para inclinar la moto con mayor facilidad.

Ya en la época de las grandes máquinas de gráficos poligonales tanto sega como namco rivalizaban con tremendas máquinas DX con movimiento como Sega Rally 2 o Scud Race por parte de Sega, siendo Namco artífice de máquinas muy especiales como Propcycle, Alpine Racer, Rapid River o Panic Park. Máquinas muy fuera de lo común con un mueble y un sistema de control exclusivo en cada una de ellas en las que la veterana compañía lo daba todo para proporcionar al jugador experiencias de juego completamente nuevas y únicas.