Vending
Todos las conocemos. Están por todas partes. Tienen todo tipo de productos. Nunca descansan. Y nos hemos acostumbrado a ellas como nuestros abuelos se acostumbraron a los semáforos a medida que se iban multiplicando por ciudades y pueblos. Son las máquinas expendedoras o «vending». Un invento muy útil que nos proporciona determinados artículos sin necesidad de que haya una persona presente para cobrar el importe.
El primer sistema de vending del que hay constancia se remonta a Siglo I, cuando Herón de Alejandría, cansado de que los fieles que acudían a los templos egipcios se llevaran más agua bendita de la que les correspondía, ingenió un sistema mediante el cual introduciendo una moneda y accionando una palanca se activaba un chorro del líquido, y a continuación la moneda caía a un depósito hasta que alguien repitiera la operación.
Muchos siglos tuvieron que volver a pasar hasta que se documentara algún otro sistema de vending o algo que se le pareciera. No fue hasta alrededor del año 1615 que se ha sabido de ningún tipo de máquina automática, tratándose en este caso de una especie de caja de latón que a cambio de una moneda dispensaba una cantidad de tabaco de liar. En 1822 el editor ingés y dueño de una librería Richard Carlile construyó una máquina dispensadora para que ciertos usuarios pudieran adquirir determinadas publicaciones. Aunque en realidad la primera máquina expendedora de funcionamiento completamente automático apareció en 1867 y vendía sellos.
En aquellos años este tipo de máquinas se instalaban en principalmente en oficinas postales y estaciones de ferrocarril donde eran puntos de venta muy útiles para proporcionar también papel, sobres y tarjetas postales.
Las «Gumball machines», esas máquinas tan características por su cúpula redonda de cristal y que exclusivamente suministran una bola de chicle cubierta de caramelo de diferentes colores, hicieron su aparición en 1907. Siempre con un característico color rojo y diferentes tamaños según las necesidades del lugar, convirtieron en un habitual en tiendas de alimentación, puestos ambulantes, parques de atracciones y otras localizaciones.
Otra prueba de la popularidad de estos dispensadores es el pinball «The Twilight Zone» (Bally – 1993), basado en la serie de televisión del mismo nombre (1959 – 1964), y en el que se homenajean escenas de varios episodios de la serie de ficción. En el interior del pinball se encuentra una pequeña «gumball machine» como parte importante del juego, siendo capaz de almacenar hasta tres bolas para el multiball, e ir dispensándolas de una en una al tiempo que gira la manivela de forma automática.
A día de hoy estas máquinas siguen siendo igual de vigentes sin apenas modificaciones, y otras de similares características y distintos diseños pero con el mismo concepto de funcionamiento dispensan un puñado de caramelos de distintas formas, frutos secos, «bolas locas», o pequeños juguetes dentro de una esfera de plástico. Desde finales de los 1980 y principios de los 90 aparecen estos dispensadores de juguetes en máquinas infantiles híbridas que son aquellas en las que por una moneda se sienta un niño en algún tipo de vehículo, y a las que se le ha añadido un dispensador de bolas con jueguete de tal forma que en en mismo aparato y con una segunda moneda se puede obtener una de esas bolas.
Los primeros mecanismos de estas máquinas de venta eran muy rudimentarios y entre los primeros usuarios hubo un buen puñado que encontró en ellos un reto a hacer trampas y tratar de engañar a la máquina introduciendo cualquier objeto que el nuevo invento pudiera confundir con una moneda. No tardaron los propietarios de las máquinas en encontrar elementos extraños entre las monedas de la recaudación y progresivamente los fabricantes fueron mejorando los mecanismos de aceptación de monedas para evitar el fraude.
Máquinas de vending son habituales en todos aquellos lugares de paso de público y actualmente las encontramos en estaciones, centros comerciales, hospitales, centros de ocio y establecimientos de hostelería, además de lugares de trabajo como industrias, fábricas y naves de almacenamiento. Los principales productos que en ellas encontramos son refrescos, agua, snacks de todo tipo y café, siendo este un tipo de máquina de pequeñas dimensiones y un habitual de las oficinas.
En los salones recreativos de pequeño tamaño era normal que el propietario sierviera en el mostrador una variedad de snacks, refrescos y bollería mientras que los locales de mayor tamaño y afluencia de público disponían de máquinas de refrescos y de snacks, esas cuyo mecanismo consiste en una espiral que hace avanzar los productos hacia el frente y que los que más las hemos usado en ocasiones se nos ha atascado un producto entre la bandeja y el cristal, normalmente las bolsas de patatas de mayor tamaño, de forma que nos hemos visto obligados a darle un empujón a la máquina tratando que el meneo la hiciera caer, aunque con lo que llegan a pesar las máquinas a duras penas conseguíamos mover el conjunto unos milímetros.
Por otra parte en Japón se encuentran máquinas expendedoras de todo tipo de artículos en las calles y también restaurantes en los que todo se sirve exclusivamente a través de máquinas automáticas. Casi cualquier cosa cuya venta sea legal se puede encontrar allí dentro de una máquina.
NUESTRA COLECCIÓN: